Partimos desde Caraz luego de una parada de una semana. Salimos temprano porque la ruta hasta Supe, son casi 300 kilómetros y unas 5 horas. No se pagan peajes. Pero ya sabemos que el tiempo aumenta en la medida que el paisaje se vuelve interesante. En Huaraz, paramos a desayunar y a retirar dinero. La carretera está en excelentes condiciones, con un bonito paisaje, atravesando todo el callejón del Huaylas y su cordillera blanca. Conocimos la laguna Conococha, que da origen al río Santa.
Llegamos a Supe Pueblo, a conseguir hotel donde pasar una noche. Ahora con un poco más de kilómetros y experiencia, ya sabemos que no resulta tan crítico conseguirlo directamente. Es un pueblo pequeño, muy cercano a Caral, que es en realidad nuestro objetivo. Es uno de los cinco distritos de la provincia Barranca, en el departamento de Lima. Su más ilustre y destacado hijo, es Francisco Vidal Laos, primer soldado del Perú, tal y como lo llamó José de San Martín.
Al día siguiente, desayunamos un sandwich de chicharrón de cerdo con café, en un local pequeño de la plaza de mercado. Estaban tan ricos, que compramos más para el camino y salimos rumbo Caral, recorriendo 60 kilómetros. La carretera es afirmada y como 20 minutos antes de llegar está en muy mal estado, ya que los huaicos hicieron estragos. Además, la señalización no existe y la presencia de gente en la zona, escasa. De modo que a tener paciencia y a conducir con cuidado.
Es una muy buena idea haber traído nuestros nuestros carnet ISIC. Pagamos PEN 4 p.p. por la entrada y PEN 4 p.p. a la guía, en un grupo de 5 personas. Nos resultó extraño que siendo la civilización más antigua de América, tuviera tan pocos visitantes. De hecho, creo que estábamos unos 30 personas visitando la ciudad sagrada. La entrada está muy bien ambientada y la información muy útil, bien recreada y abundante.
El recorrido duró como 2 horas, apreciando la magnitud de la ciudad que estábamos pisando. Aún hay trabajos en la zona y se presume que lo que vemos, es apenas una parte de lo que será en el futuro. Este trabajo se inició hace 20 años, con la profesora de la universidad de Lima Ruth Shady Solís, quien aún es la que dirige los actuales trabajos.
Un poco de historia. Caral se formó hace 5.000 años y es la primera civilización de América, siendo tan antigua como la Sumeria de Mesopotamia, Harappa de la India y Longs Han de China, todas ubicadas en el continente Asíatico o la de Egipto en Africa. Estas culturas milenarias interactuaron entre si, enriqueciendo sus procesos culturales, mientras que Caral, se desarrolló en completo aislamiento, pues no tuvo contacto con otras civilizaciones del «viejo» continente, ni de el nuestro, pues se adelantó 1.800 años a la sociedad Olmeca.
Las evidencias recuperadas en la ciudad sagrada de Caral y otros asentamientos recuperados del valle de supe: como los Chupacigarro, Miraya, Lurihuasi, Allpacoto, Áspero etc. han cambiado la historia de el Perú al mostrar que en América del Sur se desarrolló una civilización de una antigüedad comparable a la de los viejos continentes.
Caral fue un complejo formado por distintas construcciones, ubicado sobre una terraza que los protegía de posibles desastres naturales, huaicos e inundaciones. Las edificaciones fueron realizadas con piedras y maderas de árboles muertos, sin tener la necesidad de recurrir a la depredación, cuidando así el medio ambiente y siendo considerada también como la primera civilización sostenible. Además, de estar inscrita por la Unesco como Patrimonio Cultural de la Humanidad. El desarrollo de su conocimiento científico se rigió en la producción de técnicas agrícolas, como la construcción de canales de irrigación, textilería, elaborando vestidos y utensilios. Además de medicina natural, usando plantas para tratar las dolencias y planificación de calendarios climáticos.
Es toda una experiencia visitar este sitio sagrado. Tanto tiempo atrás y con tanto conocimiento, sorprende. Ni que decir, al ver el desierto por el que estábamos caminando y junto, a unos metros, plantaciones verdes y frondosas que alegran el paisaje, irrigadas por el río Supe.
Hasta ahora, es una constante en las antiguas civilizaciones Peruanas, construir sus ciudadelas y sitios sagrados en los Apu (montañas sagradas), mientras que en los valles, desarrollaban increíbles técnicas de cultivo. Realmente es una visita que bien vale la pena y que recomendamos por la magnitud del sitio, por sus construcciones impactantes aún en pie y por aumentar nuestros conocimientos.
Reunimos nuestras mejores fotos de este sitio en Flickr. Si te gustan, compártelas y si te gustan mucho, ¡suscríbete! 🙂
Y seguimos en nuestra ruta hacia el Sur. Hasta la próxima.
MUY LINDO
🙂
Queridos Marta y Felipe: Que vuestro viaje continúe con el mayor de los parabienes, les acompañe el buen clima y surjan en el camino buenas personas. Disfruten Peru y saludos cordiales.
Muchas gracias querida Carolina. Seguimos disfrutando de este bello país, Perú. Un abrazo
Cada vez quedo mas sorprendido por los paisajes, por los relatos y porque sabemos muy poco de nuestros países vecinos. Del Perú solo Lima y Machu Picchu. Increíble la cantidad de pueblos y sitios por ver, visitar y disfrutar.
Saludos y un Abrazo.
Así es Wilson. Muchos kilómetros de historia y culturas por visitar y descubrir. Un abrazo